Seguro que no es la primera ocasión en la que se hace esta pregunta. En este artículo vamos a intentar aclarar dicha cuestión y así responder a una de las dudas más comunes dentro del pelotón.
En todos los años que llevo dentro del mundo del ciclismo, dicha cuestión ha sido una constante, motivo por el cual he recibido y escuchado muchas respuestas. Estas respuestas se podrían dividir en dos tendencias. La primera, la cual manifiesta que los grandes campeones nacen con una cualidades innatas y el entrenamiento no hace más que pulir dichas cualidades. Y una segunda tendencia en la cual encontramos la respuesta de los más tradicionales, cuyo pensamiento es que los grandes campeones se forjan en la carretera, con el entrenamiento y sufrimiento diario.
Hasta que en la carrera no cursé la asignatura de fisiología del ejercicio no pude inclinarme por una u otra respuesta –nunca olvidaré la gran ayuda de mí profesor Alejandro Lucía Mulas en los temas relacionados con el ciclismo-. Pues bien, me incliné por la primera, ya que después de analizar los principales factores fisiológicos para determinar el rendimiento de un ciclista, pude comprobar que el factor genético es fundamental. Los factores fisiológicos principales son tres. En primer lugar está el VO2máx, que es la capacidad del músculo de consumir la mayor cantidad de oxígeno posible –un profesional como mínimo 70 mml / kg peso y un ganador del Tour no baja de 80 mml / kg peso-. En segundo lugar está el umbral anaeróbico , que es la potencia en vatios que un ciclista es capaz de generar antes de que la acidosis producida por la acumulación de ácido láctico intoxique sus músculos. En tercer lugar nos encontramos con la eficiencia y economía a la hora de realizar el pedaleo, es decir, consumir la menor cantidad de combustible –glucógeno, gasas, …-.
Gracias a los estudios realizados por el científico canadiense Claude Bouchard comenzamos a ver la importancia de la genética en al menos dos de los tres factores – VO2máx y umbral anaeróbico-. Pero claro está, que aunque se tengan muchas cualidades, si éstas no se pulen mediante el entrenamiento, no se llegará a ser un gran campeón. Estas cualidades genéticas con las que se nace, se heredan principalmente de la madre y no del padre.
Antes de finalizar este artículo, me gustaría dejar una puerta abierta a los ciclistas de pensamiento más clásico, ya que todavía no se han realizado estudios en los que se analice si un entrenamiento tan duro como el realizado por un ciclista profesional puede conllevar un aumento de los factores fisiológicos más involucrados en la práctica del ciclismo. Esta puerta es dejada abierta gracias a los keniatas –excelentes corredores y dominadores de todas las pruebas de fondo-, ya que se piensa que no todos ellos poseen unas grandes cualidades genéticas, sino que muchos son buenos gracias al trabajo acumulado desde la infancia – que comienzan a entrenar en serio desde su adolescencia-. Algo parecido podría suceder con los ciclistas que entrenasen muy duro y muy bien desde sus años adolescentes, sin que estos tengan unas cualidades privilegiadas. Pero para realizar dicho tipo de entrenamiento tendríamos que poner a los ciclistas en manos de profesionales del entrenamiento –licenciados- y no en manos de “entrenadores” que lo son, gracias a un curso de unos días y su experiencia en competición. Y no es por desprestigiar a estos últimos, pero el entrenamiento a esas edades es muy difícil de planificar, ya que el joven ciclista está en desarrollo y podrían darse problemas de salud en el futuro.
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