Pues eso…
Es la expresión que se puede escuchar, al terminar una conversación en una reunión de trabajo en una empresa, en un equipo deportivo, en una comunidad de vecinos o en una reunión familiar.
Después de este mágico momento, cada asistente a esa reunión, comienza a actuar, todos y cada uno de ellos suponiendo que todo el mundo está de acuerdo, suponiendo que todo el mundo sabe lo que tiene que hacer y suponiendo que todo el mundo ha entendido cómo lo tiene que hacer. Después llegan las sorpresas, los cabreos y la batería de explicaciones y justificaciones del “por qué” no hemos hecho eso, eso que todo el mundo suponía que estaba tan claro.
En mi tarea de Coach de equipos, cuando asisto a una reunión de un equipo directivo, y se da el caso, que el director da una serie de instrucciones, tareas o indicaciones y ante la pregunta ¿Está claro?, ¿Está entendido? o ¿Estamos de acuerdo? Y los demás dicen Siiiii, o asienten con la cabeza (en ocasiones con la mirada perdida) se hace el silencio y el director pronuncia aquello de “pues eso”….
En ese momento intervengo, realizando alguna pregunta dirigida al equipo, con la que pueden dar la cara, alguna de las cinco disfunciones, que pueden afectar a un equipo (1/ Falta de confianza en el equipo, 2/ Temor al conflicto, 3/ Falta de compromiso, 4/ Evitación de responsabilidades, 5/ Falta de atención a los resultados) . Y qué casualidad, eso que estaba tan claro y era tan preciso, al final tenía varias interpretaciones, en ocasiones tantas como asistentes, entonces me apoyo en la frase:
“yo digo lo que digo y tú escuchas lo que escuchas”
Las interpretaciones, son el producto del paso de una información (cuanto menos precisa, más interpretable) por nuestra cabeza, donde se encuentra el filtro compuesto por el histórico, las creencias, los prejuicios, estado de ánimo, aderezado con algo de inventiva y una pizca de ego desproporcionado.
En ocasiones estamos en una reunión y de pronto una voz en OFF, se escucha en nuestra cabeza, “si los demás no preguntan….yo tampoco”, “este me va a decir a mí, como hacer mi trabajo”, “la otra vez, dijo lo mismo y después nada”, “eso es de otro departamento”, “¿lo antes posible? … ósea, para mes que viene”, “si esto lo llevase yo… funcionaria bien”, “tu di lo quieras, que yo ya…”, “se pensara que ha inventado la pólvora…”.
El maestro Ángel Lafuente, experto en “hablar siempre con eficacia” se refiera a estado de “cuerpo presente” en el que estamos sentados en una silla, con la mirada dirigida al ponente y nuestra mente en otro lugar (por ejemplo, haciendo la compra) o trabajando a cien por hora en las interpretaciones.
¿Cuantas veces, nos hemos sorprendido diciendo?: A lo que yo me refería… Se da por sentado que…. En estos casos siempre se…. Yo no sabía que… Yo pensé que…. Yo creí que…
En el pasado campeonato del mundo de ciclismo en ruta, Purito Rodríguez y Alejandro Valverde, plata y bronce respectivamente, se lamentaban en meta de no haber conseguido el Oro, en algunos medios de comunicación, se comentaba la duda que existía sobre el nivel de entendimiento que había habido entre los dos campeones “¿estrategia mal entendida/explicada?, ¿el liderazgo estaba bien definido/entendido/acordado/asumido?, ¿Cuáles eran las prioridades?…” no sé qué habrá de cierto en todo esto, aunque de ser así, sería un ejemplo de manual, para el caso que nos ocupa.
Estimado lector ¿Cuántas veces has dado algo por sabido? ¿Algo por entendido? ¿Algo por explicado?, ¿Algo por acordado?, ¿Algo por asumido? Y ¿cuáles han sido las consecuencias para ti y para tu entorno? ¿Qué coste ha tenido?
Creo que con esta pincelada, la cosa ha quedado más clara, ¿verdad?…. Pues eso.
Autor: Jesús Luis Lorenzo Coaching de Desabi
www.puedomejorar.es
me gusta, qué gran verdad!! parece mentira lo que pueden influir todo este tipo de cosas