La mayoría de los autores coinciden a la hora de afirmar que los rasgos de la personalidad de los deportistas son diferentes y específicos de cada modalidad deportiva. Desde la óptica del deporte, el temperamento o carácter, es el aspecto fundamental que marca el perfil de un deportista y su comportamiento durante la actividad. El temperamento lo constituyen los aspectos innatos vinculados con las motivaciones, las emociones la actividad y la sociabilidad, mientras que el carácter constituye el sello personal que se pone de manifiesto en la conducta del individuo (Lorenzo, 1994).
González (1996), destaca los principales rasgos de la personalidad del deportista de máximo nivel:
– Decidir llegar a ser lo mejor posible.
– Determinación de ser un triunfador.
– Motivación y fuerza mental.
– Inteligencia.
– Concentración de la atención.
– Confianza en sí mismo.
– Capacidad de ser entrenado al máximo.
– Control emocional.
– Responsabilidad.
Otros aspecto a considerar sería el entorno en el que se mueve el deportista. Hahn (1988), dice que las motivaciones esenciales para acercarse al deporte las crean los padres. Pero tenemos que tener presente, que un gran abandono por parte de los deportistas jóvenes es motivado por la actuación de los padres a edades tempranas. Por tal motivo, es fundamental que los padres conozcan con precisión cual deberá ser su función dentro de la formación deportiva de sus hijos. De Knop y col (1994), resume las funciones de los padres en los siguientes aspectos:
– Favorecer la participación deportiva de sus hijos / as.
– Ayudar a sus hijos / as a que decidan como practicar deporte.
– Ayudar a la elección del tipo de deporte.
– Mostrar interés por las actividades deportivas de los hijos / as.
– Asegurarse de que sus hijos / as practiquen deporte de manera saludable.
– Ayudar en tareas logísticas del club o escuela deportiva.
Tutusaus (2000) propone algunos consejos que debemos como entrenadores hacer ver a los padres para así favorecer el desarrollo deportivo de los hijos / as.
– Aprender a controlar las propias emociones y favorecer emociones positivas en los hijos /as.
– Respetar el papel del entrenador.
– Tener paciencia y no buscar los resultados inmediatos.
– Mantener una buena comunicación con los hijos.
– Orientar al deportista en los aspectos que éste puede controlar.
En el entorno donde se mueve el deportista, no sólo nos encontramos con los padres y familiares, también existen los amigos –gran fuente de influencia, sobre todo en la pubertad-. Es muy importante que esté grupo de amigos vean bien la actividad que está desarrollando el deportista o incluso que pertenezcan a este mundillo.
La etapa de la adolescencia es cuando se produce el mayor número de abandonos, motivados principalmente por el entorno en el que se mueve el deportista. Los chicos a estas edades comienzan a salir por las discotecas los fines de semana, comienzan a realizar barbacoas, comienzan a mantener las primeras relaciones sexuales,…… Un adolescente que esté centrado en su deporte no puedo no pude seguir el mismo ritmo de vida que un adolescente típico. Con esto, tipo queremos decir que no tenga una vida normal y corriente, sino que no puede hacer excesos. No pasa nada con salir un día y llegar a las tantas a casa, pero no podemos tomar esta acción como una costumbre ya que el descanso no va a ser el idóneo y no va a poder asimilar los entrenamientos.
Nota: Sería interesante que algún experto en estos temas nos dejase su opinión, gracias
Comentarios recientes