La tecnología está muy bien, nos proporcionan muchos datos para seguir mejorando día a día. Pero no podemos olvidar que hay que saber escuchar las sensaciones del cuerpo, disfrutar de la esencia del hacer deporte en la naturaleza sintiéndola como parte de uno, integrarnos lo máximo posible dentro de ella.
Esto que es cuento no es difícil, sólo hay que dejar el pulsómetro en casa, olvidaros de correr a «X» ritmo, salir con los justo a correr y dejar fluir a vuestro cuerpo apretando cuando os apatezca, a ritmo tranquilo cuando el cuerpo lo pida y sabiendo para para disfrutar del paisaje que nos ofrece el terreno por el que estéis.
Desde chiquitillo para mi esa ha sido gran parte de la esencia del deporte y aunque poco a poco como deportista, posteriormente como entrenador me fui instrumentalizando creo que no debemos nunca de perder esa esencia del deporte.
Aún recuerdo cuando Eduardo No, antiguo seleccionador de triatlón en el 99 tras el Duatlón de la Palma del Condado que era donde se hacía la clasificación para el mundial de duatlón de ese año y me pregunta “Juan, ¿cómo entrenas?” y mi respuesta fue “tengo varios circuitos por el campo y siempre los hago a saco?”. Se que no era la mejor metodología de entrene, pero era como yo entrenaba, en esa época había pocos entrenadores y se entrenaba un poco a lo salvaje. La siguiente pregunta fue “¿qué tiempo tienes en un 1000 en pista” y mi respuesta “nunca he pisado una pista de atletismo?”. A él que venía de Madrid, de la Blume le sorprendió un poco pero lo que había antes y mas en Andalucía donde no se ha carectizado mucho por tener pistas de atletismo. Eso si, no me arrepiento de nada, porque creo que la esencia del deporte está fuera de las pistas, de los velódromos… que luego como herramienta para trabajar determinadas cualidades va muy bien, pero sin el gran abuso que veo que le mete mas de uno obsesionado con tiempos, con ritmos…
En esa época corríamos con un pantalón de tela normal y corriente, un reloj Casio de 800 pesetas (unos 5 €) y una camiseta de algodón que solían ser las mismas que nos daban de recuerdos de las pruebas. Y ojo! No nos pasaba nada de nada se corría tan rápido como ahora. El coste podía subir ahora a unos 30 €
Actualmente parece que no se puede correr sino se va con unos 500 € encima:
- Zapatillas que no bajan de los 100 €
- Gafas que rondan los 60 – 300 €
- Ropa que alucino lo que cuesta, hay mallas que ronda los 80 €, camisetas de precio similar,…
- Reloj de entre 150 – 600 € que en la mayoría de los casos pasa como con los ordenadores que compramos, no le sacamos ni el 80% de su rendimiento y ya no hablemos de las gráficas que la mayoría de gente no sabe interpretar.
Así que creo que de vez en cuando viene bien volver a ser “libres” disfrutar de la esencia del deporte que, aunque no lo parezca nos ayudará a rendir luego un poco más porque es fundamental el saber escuchar al cuerpo.
Este post lo he querido escribir porque ya me ha pasado en más de una ocasión que algún deportista de los que llevo le ha salido una mala prueba y según ellos el motivo ha sido que se han quedado sin batería en el reloj, que el reloj no les marcaba bien los ritmos… y eso sólo se soluciona sabiendo interpretar las sensaciones del cuerpo. Un atleta profesional, aunque estén muy instrumentalizados tú le dices que vaya a “X” ritmo y sin llevar reloj sabe a qué ritmo va porque al final la esencia es el conocerse a uno mismo.
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