
La práctica de ejercicio físico mejora la condición cardiovascular y muscular, favorece la corrección postural y evita un aumento excesivo de peso, lo que proporcionará a la embarazada una mejor condición física general y le permitirá enfrentarse al trabajo del embarazo y parto con menos riesgos.
La prescripción de ejercicio físico deberá ser individualizada y sometida a controles médicos regulares.
Los ejercicios de equilibrio, con riesgo de caídas o traumatismo abdominal en el 3º trimestre.
La posición estática durante periodos prolongados.
Los cambios bruscos de posición por el riesgo de mareos y caídas.
Se restringirá la realización de maniobras de Valsalva, de espiración forzada con la boca y la nariz tapada, que reducen la oxigenación fetal.
Recomendaciones higiénico-dietéticas previas a la realización de ejercicio físico
Utilizar ropa y calzado deportivo idóneo y cómodo.
Hacer el ejercicio sobre superficies adecuadas que no resbalen (aquellas que reducen el impacto de la pisada: suelos de madera, alfombras, colchonetas etc.
Beber líquido y comer de una forma suficiente y adecuada. Las necesidades calóricas aumentan en la gestación 300 kilocalorías./día y a ellas hay que sumar las propias del ejercicio. La sed no es un buen indicador del grado de deshidratación y se instará a la gestante a beber antes, durante y después del ejercicio físico. El apetito y la sensación de hambre también pueden verse afectados por las hormonas del embarazo. Por ello, conviene una vigilancia estricta de la nutrición con un adecuado aporte de minerales, sobre todo hierro, calcio y suplementos vitamínicos.
La prescripción de un programa de ejercicio físico deberá adaptarse a las modificaciones tanto anatómicas como funcionales que experimenta la mujer en el curso de su embarazo y se deben considerar factores tan diversos como su estado de salud, experiencia previa y preferencias o aficiones deportivas.
1º trimestre de embarazo:
Dra.Rosa Fernandez Silva.Especialista en Medicina de la Educación Física y del Deporte
Sin duda, lo más importante es la recomendación de que debe ser individualizado y controlado por el médico (sería genial si además tenemos la suerte de que el médico tiene relación con el deporte, porque sabrá guiarnos mejor que alguien que no lo practica y que seguramente se pasará por defecto y nos cortará más de la cuenta).
Otro punto importante es que la embarazada no se obsesione con el tema del deporte como «salvación» a algunas de las «transformaciones» que está sufriendo.
Esto no sé si afecta más a las que no hacen deporte habitualmente o, al revés, a las que lo hacen con asiduidad porque parece que a algunas les cuesta «bajar el ritmo» porque tienen el chip del entrenamiento/competitivo y cuesta desconectarlo (a veces da miedo verlas cómo meten candela de la linda, quizá no adecuada para el estado en el que dicen estar).
En el caso de las no habituadas, pues cuidadín porque esto no se puede convertir en el comodín para «evitar seguir poniéndome como una foca» o pensamientos similares que se oyen a veces.
En cuanto a las recomendaciones / pautas, vaya, extensísimo y hasta donde sé (sin ser experto), me parecen geniales.
Quiero hacer hincapié en el tema de la natación porque me parece que es uno de los mejores por los que se puede optar (no sabía de la recomendación de las últimas seis semanas) ya que, además de ser bueno en sí mismo, ese «hábito» que iremos adquiriendo nos puede venir genial para continuarlo en el post-parto, ya no sólo de cara a la propia mujer, sino para el bebé.
Desde hace unos pocos años, están creciendo muchísimo las posibilidades de practicar matronatación (antes ni se conocía y ahora es relativamente fácil encontrarlo en los gimnasios con pscina) y la verdad es que es una pasada ver lo bien que le va a los bebés (y a la madre, por supuesto).
No he dado nunca una clase de matronatación (ni de profe, ni de alumno :-)) pero me quedo alucinado cada vez que las veo o cuando me cuentan las cosas la gente que sí que las imparte.
Maquina, una vez más «Sin comentarios ;-)»