Los deportistas que suelen practicar deportes de resistencia han tenido la mala costumbre de huir del gimnasio, de los entrenamientos de fuerza… pero poco a poco esta costumbre está cambiando. El deportista cada vez es más consciente de que el entrenar la fuerza es bueno. Llevo ya muchos años aplicando la metodología del entrenamiento de la fuerza, concretamente desde el 2005 donde puede colaborar junto con el Dr Fernando Nacleiro en la preparación física de la selección Italiana de pista y os aseguro que las mejoras están garantizadas.
Cuando hablo de entrenamiento de fuerza no me refiero sólo a hacer trabajo de fuerza resistencia (muchas repeticiones y poco peso), me refiero incluso a trabajar a fuerza máxima en deportistas que ya tienen experiencia en el gimnasio.
A continuación os detallo 6 punto del por qué el entrenamiento de la fuerza mejora la resistencia.
- Aunque el entrenamiento característico de la fuerza tiene mínimos efectos sobre el VO2 máx puede ser posible que los atletas mas fuertes sean mas eficientes/económicas en sus movimientos lo que deriva en una mejora de las capacidades de resistencia como resultado de realizar menos trabajo para una tarea dada (Millet et al. 2002,Wisloff and Helgerud 1998, Hoff et al. 1999)
- Los incrementos en la fuerza están frecuentemente acompañados por incrementos en la potencia y en la tasa de desarrollo de la fuerza (Aagaard et al 2002), y es posible que esta adaptación pueda incrementar la resistencia por medio de a) reducir la fuerza relativa aplicada a cargas relativas similares lo que mantiene un mayor flujo sanguíneo o b) reducir el tiempo de restricción del flujo sanguíneo durante una contracción muscular reduciendo por lo tanto las limitaciones en la oxigenación muscular y el intercambio de sustratos/metabolitos (Osteras, Helgerud and Hoff 2002)
- Como resultado del entrenamiento de la fuerza que afecta a todos los tipos de fibras, la utilización de fibras tipo I pude incrementarse y la utilización (reclutamiento) de las fibras tipo II puede reducirse en movimientos con cargas submáximas (Gollnick et al. 1974, Hickson et al. 1988, Morgan et al. 1995). Además el entrenamiento de la fuerza ha mostrado reducir la cantidad de músculos activados para una determinada carga (Ploutz et al 1994) y por lo tanto, podría haber una menor demanda metabólica para una misma producción de fuerza. Esto también pude indicar que a medida que las unidades motoras se vuelven mas fuertes o mas potentes se utilizarán menores unidades motoras para una tasa dada de producción de fuerza, creando de esta manera una reserva disponible de unidades motoras que podrán realizar trabajo adicional.
- Cierta evidencia también sugiere que la resistencia a la fatiga puede ser mejorada a través del entrenamiento de la fuerza como resultado de la excitación prolongada de las membranas celulares (McKenna et al. 1996, Behm and St-Pierre, 1998)
- La resistencia depende tanto de los mecanismos aeróbicos como de los anaeróbicos; la mejora de la capacidad anaeróbica como resultado del entrenamiento de la fuerza puede también contribuir a la mejora de la resistencia (Paavolainen et al. 1999).
- El umbral de lactato puede ser modificado marcadamente a través del entrenamiento de la fuerza (Marcinik et al 1991).