Las pruebas de larga distancia (ciclismo, triatlón, trail,…) requieren de una preparación muy meticulosa y en este post os vamos de dejar los 5 factores más decisivos .
– Alta eficiencia aeróbica: Es la capacidad que tienen los músculos de transformar la energía que consumen en trabajo mecánico, es decir, en utilizarla para el movimiento. Un deportista amateur tiene una eficiencia del un 18-22 %, mientras que un gran campeón llega a tener un 28%, el otro 72% se desperdicia como calor.
– Movilización de las grasas y las proteínas: El porcentaje de oxidación de las grasas en una prueba de estas características para producir energía aeróbica debe de estar comprendido entre un 70 – 90%, mientras que la aportación energética mediante la disociación proteica puede alcanzar hasta un 20%.
– El glucógeno muscular y hepático: Durante el entrenamiento y la competición son agotados totalmente, por lo que la ingestión durante el esfuerzo es necesaria. El glucógeno es fundamental para poderse producir la combustión de las grasas.
– Termorregulación: Para poder mantener las funciones de conducción nerviosa y un correcto funcionamiento de los músculos, es necesario suministrar líquidos constantemente, evitando las pérdidas por transpiración (5-7 litros) y electrolitos.
– Resistencia del tejido ligamentoso y tendinoso: Debido a la gran carga temporal que vamos a sufrir durante los entrenamientos debemos de preparar poco a poco nuestros ligamentos y tendones para así evitar futuras lesiones e incluso una retirada forzada de la competición.
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