Cuando se comparan a los grandes campeones se suele medir principalmente la fuerza relativa, el VO2 máx (Volumen máximo de oxígeno), el % de tipología de fibra muscular, ….. obviando en la mayoría de los casos la eficiencia mecánica. Este último parámetro podríamos definirlo como la capacidad que tienen los músculos de transformar la energía que consumen en trabajo mecánico (vatios). Si cogemos al podium del último campeonato del mundo de triatlón y le medimos los parámetros anteriormente mencionados, podremos observar que en todos darán valores muy similares, exceptuando en la eficiencia. En la mayoría de los casos el ganador tendrá la mejor eficiencia y estará entorno al 28%, este dato nos da a entender que el 72% de la energía de sus músculos se desperdicia en forma de calor.
Este parámetro se mejora trabajando de la siguiente manera:
- Mejora del VT1, conocido también como primer umbral o umbral aeróbico. Para ello tendremos que realizar entrenamientos a esta intensidad con el objetivo de aumentar la capilarización (tanto en sus ramificaciones como en el diámetro de los capilares), el volumen sistólico (cantidad de sangre que sale del corazón),…
- Mejora de la técnica
- Entrenamiento de los músculos olvidados: Son los músculos utilizados para la respiración (diafragma, intercostales, abdominales, …..). Tenemos que tenerlos bien entrenados para que en máximos esfuerzos se cansen lo menos posible y de esta manera roben la menor cantidad posible de oxígeno a otros músculos.
- La aerodinámica: Muy importante sobre todo para el segmento de la bicicleta y de la natación.
- La biomecánica que es fundamental para ser eficientes.
- La alimentación: Obvio es, que una correcta alimentación en el día a día, va a favorecer a una mejor recuperación muscular y por lo tanto a que podamos utilizar la musculatura de una manera más eficiente, tanto entrenando como durante la competición.




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