El calentamiento fue prácticamente inexistente porque no quería gastar ni un solo cartucho así que lo usé únicamente para terminar de ajustar las cordoneras de las zapas, ver que los geles no se me movían y demás. De hecho, ni siquiera hice progresivos porque en el primero vi un tiempo que no me molaba y decidí hasta apagar el reloj para no condicionarme.
Este año había cajones de salida así que apuro hasta diez minutos antes (es lo que tiene ser un cagón-meón ;-D), a primera línea, en un extremo y a esperar, respirar, estirar bien el cuerpo… en fin, lo de siempre.
Bocinazo de salida puntual y, lo esperado, no voy fino, con las piernas algo hinchadas… pero como no hay molestias en rodilla (ni en el sóleo, que se sumó a la fiesta a final de semana :-S), desde el primer paso decido que nada de reservas, que como si no pasara nada así que, sin matarme a codazos pero voy defendiendo mi posición y pongo un alegre para que ese primer km a sub 3’30’’/km me permita librar el primer giro de 180º y poder elegir rueda según vayan pasando los del 10K y de la media maratón (lo de salir todos a la vez puede ser la muerte o una bendición, según consigas controlarlo).
Voy eligiendo con mucho tino el sitio por el que corro porque el suelo está mojado y a veces tengo que decidir entre seguir rueda, ir por sitio sin charco ni línea blanca (resbala y esos detalles son los que luego pagas por sobrecargas innecesarias)… o ir a mi bola y gana lo de siempre: a mi bola prácticamente todo el rato, pero al ritmo que yo quiero: viendo el “tres treinta y algo” y pulsaciones a 180 como mucho.
Normalmente me dejo llevar al 99% por las sensaciones pero en maratón tengo claro que hay que hacer caso a los números (no anteponerlos pero sí tomarlos como un indicador clave) así que, aunque sé que va estable el tema, miro bastante el reloj para confirmarlo (y de paso le echo cada vez una miradita de complicidad a la pulsera que llevo que me sirve para recordar que pasara lo que pasara, al otro lado había alguien enviando toneladas de fuerza y ánimos, ¡¡¡gracias Patricia!!! ;-*).
Controlando mucho y estudiando cada uno de los que encuentro, tanto si es desfondado como si viene por detrás, voy dejando pasar gente hasta que coincido con un trío en el que viajan uno del 10K, uno de la media y otro de la maratón y, tras un breve intercambio de palabras y ver cómo va el maratoniano, se me enciende la lucecita en plan “macho, hoy las pasas canutas y ve olvidándote de la machada porque éste te va a dar p’al pelo”.
Pero, bueno, un servidor ha venido a jugar, no a mirar y ya que había empezado a hacerme el hara-kiri (así se lo avisé al que sería mi reportero y compañero particular del día, ¡gracias Óscar!), para qué intentar remediar algo que ya no tenía solución así que decido darme alguna licencia en algún movimiento del grupo, bien reduciendo un pelín para ponerme a rueda, bien tirando si veía que nos ralentizábamos, aunque me tocara chupar aire.
Las consecuencias: me estabilicé en 180-181 todo el rato, sudaba muchísimo (temperatura y humedad no ayudaban a evitarlo) y seguía con sensaciones de ir un pelín más fuerte de lo deseable pero, algo me dijo que debía hacerlo así y aprovechar lo que pudiera esa compañía.
El paso por el 10K lo hacemos entre los 20 primeros (de las tres carreras) y sin que el reloj marcara aún los 36’ (ritmo de 3’35’’/km ¿estamos locos? ummm… es posible ;-D), me tomo el gel de frutas del bosque y cafeína, un buen sorbo de agua y a seguir bailando con los dos compañeros de baile que quedan en el grupito.
Todo sigue más o menos igual, yendo justo un pelín más allá del filo de la navaja, unos segundillos más lento que antes, pero siempre por debajo de los 3’40’’/km y chupando toda la espalda que podía porque el aire pegaba bastante y completamente de lado así que todo el rato iba a ir dando por saco.
En el segundo 10K hay poca historia salvo que el isotónico que tomé en el giro me sentó como una patada en el estómago… no es que me sentara mal, pero se quedó demasiado rato dando vueltas por ahí y hasta que no llegó el avituallamiento del 20K, donde tomé el segundo gel (primero de mandarina) y un buen trago de agua, no se arregló la cosa… y, aun así porque llevaba un poco de “glu glu” en el estómago y había tenido un pequeño aviso de “apretón” así que me empecé a temer lo peor.
Encima, tocaba subidita para hacer paso por el Canal Olímpic así que, a pesar de que vi que mis dos compañeros de viaje se separaban un poco, mantuve mi estrategia de hacer los tres pasos por el “repecho” a pasitos cortos y sin dejar que aumentaran las pulsaciones con lo que me distancié un poco, pero manteniendo en todo momento la cabeza fría y simplemente intentando hacerme a la idea de que era lo lógico y que el maratoniano tenía mejor pinta que yo.
Sin embargo, como he dicho antes, la apuesta estaba hecha así que no iba a entregar la cuchara tan fácilmente y mantuve mi historia al mismo nivel de exigencia… y volvió a salirme bien ;-D
Primero, porque enganché con el mediomaratoniano antes del paso por la media (ligeramente inferior a 1h17’) y, después, porque la distancia con el compi de fatigas ya no sólo no iba a más sino que, después de 4-5 kilómetros de guerra psicológica, al llegar al paseo de nuevo vi que me acercaba poquito apoco así que directamente cambié del “bueno, no te quejes, un segundo puesto está genial… no ibas ni siquiera a correrla” al “si está bajando el ritmo, una de dos, o quiere ir en grupo para ir colaborando y protegernos del aire o está teniendo un momento de flaqueza”.
¿Hace falta que diga qué es lo que hice? Pues sí señor, la estrategia del que sabe que no tiene nada que perder y todo por ganar: apretar medio puntín para reducir la distancia y esperar a ver qué pasaba en ese momento.
La clave es que cuando llegué a su espalda, me quedé resguardado un pelín y vi que no sólo no cambiaba sino que incluso reducía un poco así que es cuando eché el otro medio punto que me había guardado, me puse en cabeza y a marcar mi ritmo, sin pensar en si aguantaba a rueda o si cedía… nada más que pensaba en mantener mi tran-tran, acompasar respiración, no gastar ni un solo gramo más de fuerza… y no hacer cambios bruscos que me sobrecargaran más de la cuenta o que me dieran el temido apretón que me había avisado otro par de veces.
Como anécdota, durante este rato hice otra de las de marca de la casa porque iba haciendo eses, pillando los rebufos de los que íbamos doblando y aprovechando el poquito aire que pudieran quitar los coches que había aparcados.
Sonará a gilipollez y lo de ir a rueda cuando se corre a esos ritmos no es tan crítico pero algo sí que se nota y, sobre todo, te puede poner muy nervioso así que no es la primera vez que recurro a ello ;-D
Pasados un par de kilómetros empezó a soltarse y me encontraba relativamente bien así que, en lugar de relajarme, decido mantener ritmo con la idea de meter al menos un minuto de margen para por si acaso.
En ningún momento miro para atrás ni pienso en cómo viene (aunque me dan referencias) sino que únicamente escucho y siento mi cuerpo… vuelvo a meter un trago del maldito isotónico pero esta vez no tiro la botella de agua para poder beber después y limpiar un poco… y consigo mantener a raya el apretón incluso después de tomar el gel del 30K donde, al dar el giro, veo que la distancia pinta muy bien y que a lo mejor se ha desfondado.
A partir de ahí, vuelve a cambiar el pensamiento, sobre todo porque el tío del mazo y el mítico muro no asoman el hocico, pero decido seguir a piñón, sin cambiar nada y que vayan cayendo kilómetros y que el ritmo decrezca muy poquito a poco según se van poniendo duras las patas.
En el penúltimo giro no hay problemas con el isotónico porque esta vez no había nada más que agua así que, nada, traguito al canto, pero muy intranquilo y muy agarrotado, no tanto por las piernas, sino por ir rígido intentando no mover nada más que lo imprescindible el abdomen.
Así que nada, viendo lo inevitable, preparo la operación para que sea lo más rápida posible (y sin dar mucho espectáculo) pero, ¡ay, madre, si resulta que hay unos servicios de playa abiertos!
Pues nada, para dentro, visita relámpago, apaño gracias a la globerada del paquete de pañuelos (aunque había papel, yo lo tenía ya preparado y todo), tironcito de cadena y para fuera.
Siento ser así de escatológico pero es que ha sido una de las anécdotas del día y, aunque suene a gilipollez, una muestra de que hay que estar preparado para todo y aprovechar cuando pasan estas cosas en los entrenamientos para ponerse en situación para cuando te pasen en competición.
¿Por qué digo esto? Sencillo: los kilómetros estaban rondando los “tres cuarenta y algo” y ése kilómetro salió en 4’20’’ según el GPS… vamos, que ni los de Fórmula 1… porque éste fue pit stop y pop stop ;-D
Desde este momento, amén de las risas, muchísimo alivio pero con el cuerpo ya en decadencia por la falta de líquido (dudé mucho y bebí poco por el miedo a lo que acabó pasando), el cuerpo al completo ya iba muy rígido… y, en el fondo, ya iba un poco pensando en el modo conservador.
Aun así, mantuve el ritmo por debajo del 3’50’’/km, metí el gel del 35K y me preparé para los últimos 4K que con la puya del repecho se hacen muy duros.
Al ver el crono, pensaba que podía rebajar marca pero cuando entré en el Canal, hacía muchísimo aire y lo mandé todo a paseo porque encima iban a salir 500-600 metros de más así que ya no iba a haber foto con rebaja de crono así que ahí sí que ya me entregué completamente… hablaba, respondía ligeramente a los ánimos (hasta ese momento sólo levantaba a veces el pulgar), … y empezada a creerme que sí, que todo era real.
La entrada en meta, pues lo de siempre, in-des-crip-ti-ble: ánimos a mansalva, tratando de pensar en qué hacer al entrar, se me olvidó no ir por el medio para poder chocar algunas manos… vamos, completamente superado por el momento hasta que a cinco metros paré para poder entrar caminando y agarrar bien fuerte la cinta antes de levantarla y estrujarla.
El crono: 2h40’29’’, aunque es meramente anecdótico por el error en la medición (el circuito estaba homologado pero creo que se confundieron y nos hicieron dar una vuelta que no era en cada paso por el paseo), seguramente habría sido segundo arriba o segundo abajo con lo del año pasado… y seguramente inferior en condiciones ideales… pero eso queda para otra ocasión porque la carrera fue la que fue, no mahy más vuelta de hoja.
El puesto: 1º, ganando la Maratón del Mediterrani por segunda vez y con el “number one” en el pecho.
Las sensaciones: molido, tanto por dentro como por fuera, como corresponde después de un esfuerzo como éste pero con una sonrisa de oreja a oreja y estando subido en una nube.
Las anécdotas: a millones desde ese momento, desde entrevistas, fotos, comentarios, enhorabuenas… ufffff… masa p’al body que decían hace años.
Las conclusiones: muchísimas y darían para escribir diez veces lo que he escrito hasta ahora pero voy a ser poco original y me quedo con lo de que, lo más importante que podemos hacer es trabajar bien, mucho y con cabeza y siempre, siempre, siempre, mantener la ilusión y luchar hasta el final sin perder el ánimo en ningún momento porque, al final, si lo que hemos construido tenía unos buenos cimientos, no se destruye tan fácilmente y sale a relucir justo en los momentos difíciles, cuando tenemos que dar un pasito más allá de nuestro límite.
Corolario: no soy maratoniano y no sé si lo seré algún día pero tengo aún una deuda pendiente con la maratón y palabra que volveré a por ella a echarle un nuevo pulso en la línea del que le he echado ahora, es decir, sin dedicarme al 100% a esta batalla porque soy triatleta de corazón, pero sí preparándola como ésta, tirando básicamente de entrenamiento cruzado pero con la idea de ir con garantías de darle un “bocadito” al crono… a ver hasta donde puede llegar ;-D
Nota final: Perdón por el tochaco que os he soltado y… MUCHÍSIMAS GRACIAS A TODOS, pero no sólo por lo de este finde (me habéis dejado sin palabras), sino porque SIEMPRE ESTÁIS AHÍ y quien más y quien menos EMPUJÁIS Y MOTIVÁIS más de lo que seguramente pensáis, no sólo cuando van bien las cosas, sino cuando van reguleras. Gracias en gran parte a eso, ha salido una temporada 2012 increíble y ha cerrado con broche de oro así que, aunque ahora toque echar el cierre, en cuanto el cuerpo y el coco recuperen, empezará la temporada 2013 con la misma fuerza de siempre… o más aún si es posible 😀
¡¡¡GRACIAS!!!
Crónica bestial, sublime! Enhorabuena a Rodrigo por su carrerón y victoria!
Una preguntilla: es Rodrigo triatleta profesional o amateur?
Por cierto Juan, gran blog!
Gas&ànim!
Buenos días Nando
Rodrigo es un deportista popular, pero con un nivel muy alto porque es muy disciplinado, tiene muy buenas condiciones y se deja la piel cuando compite.
Saludos y gracias por seguir la web
Hola Nandomeister
Gracias por tus palabras!!! y me alegro de que te haya llamado la atención la crónica!!!
Aunque ya te ha contestado Juan (cierto que «mintiéndote» un poco con lo de que tengo un nivel muy alto… porque tampoco es para tanto :-P) simplemente confirmarte que no soy sino uno como tantos otros triatletas que hay por ahí, llámese popular, amateur, de grupo de edad, … como quieras llamarlo, vamos, que esto del TRI no es lo que me pone el plato de comida en la mesa ;-D
«Simplemente» es cosa de lo que te pone Juan (y lo que siempre se dice): constancia, trabajo, echarle una buena dosis de hue_os en las competis, … y tener un poquito de suerte ;-D
Un saludo!!!
Carai!
Ganar una maratón de estas características no es moco de pavo, es evidente que hay un gran trabajo detrás!
En mi caso, me veo un poco reflejado en ti Rodrigo porque también soy triatleta popular y mi fuerte es la carrera a pie! Hace relativamente poco que empecé con los deportes de resistencia y la verdad es que me encanta!
Qué anyos tienes pues?
Gas&ànim
Nandomeister, tengo 32… vamos, que soy un chavalín ;-D
I just couldn’t depart your website before suggesting that I actually enjoyed the standard info a person provide for your visitors? Is going to be back often in order to check up on new posts
Hi Kristie
Thank you very much for reading the web.
Felicidades campeon sigue asi.
Un compañero de fatiga en la maraton del mediterraneo.
somos especiales los maratonianos.
Gracias José Grados!!!
Trataré de seguir tu consejo y mantener la misma línea… o por lo menos intentarlo ;-D