Varias razones explican porque algunos individuos mejoran su capacidad de resistencia con el entrenamiento de la fuerza mientras que otros no. Primero, aparentemente hay una cantidad mínima de fuerza muscular requerida en los eventos de resistencia. Este principio general se aplica a todos los atletas de todas las disciplinas, pero especialmente es importante para aquellos individuos que son nuevos en el deporte y por ello solo entrenados moderadamente en esa disciplina. Estos atletas novatos se beneficiarían de cualquier incremento en la aptitud física general, sea una mejora en la fuerza o en la resistencia. Esto explica porque la mayor potencia muscular observada luego de los programas de entrenamiento de la fuerza a corto plazo incrementan la capacidad de resistencia en estos individuos. Probablemente, cualquier estímulo que sobrecargue a los músculos activos podría haber mejorado su rendimiento. Las mayores mejoras en la potencia han sido observadas luego de que el entrenamiento de la fuerza simplemente compensara su pobre técnica o la eficiencia de movimiento. Esto es especialmente cierto en deportes tales como la natación y el remo, donde la mecánica de la brazada y la eficiencia técnica son perfeccionadas solamente luego de muchos años de entrenamiento y horas en el agua.
Para atletas altamente entrenados que ya son capaces de generar altas producciones de potencia en su disciplina, las adicionales mejoras en la fuerza son un factor menos importante para la mejora del rendimiento de resistencia. Al mayor nivel de competición, los incrementos en la fuerza y la potencia no son tan críticos para un rendimiento exitoso como lo es el desarrollo de la técnica correcta. Para estos atletas, rige el concepto de especificidad! El resultado final es que los estudios sobre el entrenamiento moderno no respaldan la utilización de los programas de entrenamiento de la fuerza para mejorar el rendimiento en atletas altamente entrenados.
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