Entre los entrenadores y los atletas el entrenamiento de la fuerza para la LIEE ha sido bastante controversial (Suslov 1997, Reuter 2000). Datos recientes de varios estudios longitudinales han indicado que el entrenamiento de la fuerza/potencia puede mejorar la resistencia de larga duración (LIEE). Esta breve revisión trata de estos estudios.
Estudios Descriptivos/de Correlación: varios estudios han mostrado que las mediciones de la fuerza y potencia están asociadas con el rendimiento de la resistencia, por ejemplo: entre los ciclistas de ruta la potencia anaeróbica es un factor principal para separar atletas de alto y bajo nivel (Tanka et al 1993). Se ha mostrado que la potencia anaeróbica es un factor crítico que determina el éxito entre los corredores de cross country con similares valores de VO2máx (Bububian et al 1986). Evidencia adicional indica que los corredores de distancia con músculos mas potentes tienen mas probabilidades de triunfar (Nokes 1988). Varios estudios han mostrado fuertes correlaciones entre el rendimiento en la natación en distancias de hasta 400 metros y la fuerza máxima/potencia del tren superior (Costill, et al. 1980, Davis 1959, Hawley and Williams 1991, Sharp et al. 1982, Toussaint and Vervoorn. 1990). Estos datos indican el potencial del entrenamiento de la fuerza para mejorar la resistencia.
Estudios Longitudinales: varios estudios longitudinales han observado una relación entre el incremento en la fuerza y el incremento en la potencia anaeróbica y las mediciones de la resistencia como resultado del entrenamiento de la fuerza en sujetos desentrenados o mínimamente entrenados en resistencia (Hickson 1980, Inbar et al. 1981, Marcinik et al. 1991, O’Bryant et al. 1988, Petersen et al. 1984, Rutherford et al. 1986, Smith, 1987). El entrenamiento de la fuerza también ha mostrado producir incrementos en la resistencia entre sujetos entrenados y atletas bien entrenados. Por ejemplo: Hickson (1988) estudio los efectos de adicionar el entrenamiento de la fuerza a los programas de entrenamiento de sujetos entrenados en resistencia (8 hombres, 2 mujeres, n = 10). Los sujetos estaban moderadamente entrenados en resistencia (> 50 ml/kg/min). Los sujetos entrenaron durante 10 semanas (3 días por semana) haciendo énfasis en los ejercicios para el entrenamiento de la fuerza de la cadera y las piernas, lo que resulto en ganancias significativas en la fuerza máxima (20-38%). Aunque hubo poco cambio en la potencia aeróbica los tiempos en los test progresivos en cinta hasta el agotamiento se incrementaron marcadamente al igual que el tiempos hasta el agotamiento durante ejercicio en ciclo ergómetro a carga constante (80-85% del VO2máx). Desde un lado práctico, el tiempo de carrera en 10km se redujo desde 42:27 ± 1.59 hasta 41:53 ± 1.45 (n = 9).
Paavolainen et al (1999) investigaron los efectos del entrenamiento de la fuerza explosiva sobre el rendimiento de 18 hombres bien entrenados (VO2máx = 65 ml/kg/min). En un intento por controlar parcialmente las diferencias en las cargas de entrenamiento, el tiempo de entrenamiento de resistencia fuer reemplazado con entrenamiento de la fuerza (32% del tiempo total) de manera que el tiempo total de entrenamiento fuera igual entre los grupos experimental (GpE, n = 10) y control (GpC, n = 8). Interesantemente (en comparación con el grupo GpC), el grupo GpE mostró una reducción en el VO2máx a lo largo de las 9 semanas que duró el experimento. Sin embargo, el grupo GpE mostró mayores ganancias en la fuerza máxima que el grupo control (press de piernas isométrico), en sprints en 20mts, en la habilidad de salto, en la capacidad anaeróbica (VMART), en la economía de carrera y lo mas importante en el tiempo en la carrera de 5 km.
El entrenamiento de la fuerza también ha mostrado provocar efectos beneficiosos sobre los factores asociados a la resistencia en ciclistas de ruta. Bastiaans et al (2001), utilizando 14 ciclistas de ruta competitivos, investigo los efectos de el entrenamiento de la fuerza explosiva sobre los factores relacionados al rendimiento de la resistencia. Al igual que en el estudio de Paavolainen et al (1999) el tiempo de entrenamiento de la resistencia fue reemplazado con entrenamiento de la fuerza (37% del tiempo total) de manera que el tiempo de entrenamiento fuera igual entre el grupo experimental (GpE, n = 6) y el grupo control (GpC, n = 8). Si bien la adición de entrenamiento de la fuerza resulto en pequeños incrementos en la producción de potencia y en la eficiencia de pedaleo, el mayor efecto se produjo sobre el rendimiento a corto plazo. El rendimiento a corto plazo se midió calculando la producción media de potencia a una tasa fija de pedaleo (60rpm) durante un test en ciclo ergómetro de 30 segundos. Se mostró que el grupo GpC perdió potencia media y que el grupo GpE mostró pequeños incrementos a lo largo del período de 9 semanas. Los autores (Bastiaans et al 2001) sugirió que el entrenamiento de la fuerza atenúo la perdida en la potencia y en la habilidad de sprint comúnmente observada con el entrenamiento de la resistencia de larga duración. El grupo GpE mostró una mejora ligeramente superior en el trabajo completado durante 1 h en una prueba en ciclo ergómetro. Estos datos sugieren que el reemplazo de el entrenamiento de la resistencia con el entrenamiento de la fuerza explosiva puede preservar o mejorar la habilidad para mantener altas producciones de potencia durante cortos períodos sin comprometer la resistencia.
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