En los últimos días la lluvia está siendo una constante, así que os dejamos unos trucos para poder salir a entrenar y no «morir» en el intento
1. Adapta tu equipamiento a las circunstancias
¡Es inútil sacar el poncho si tan solo llueve de manera moderada! La vestimenta que lleves tendrá que ser elegida en función de la duración de tu sesión de entrenamiento prevista y de la intensidad de las precipitaciones.
Si llueve de manera continua, procura:
- Llevar un gorra para que las gotas que podrían caer de tu frente no entorpezcan tu visibilidad.
- Llevar un cortaviento impermeable pero transpirable.
- Proteger las zonas expuestas a las rozaduras de manera más meticulosa que de costumbre. El agua hace que la ropa pese más y por consiguiente la convierte en fuente de irritaciones.
- Llévate la mínima cantidad de objetos. Proscribe el uso del lector mp3 y verifica antes de salir que tu dinero, tarjeta VISA y cualquier efecto personal estén correctamente protegidos dentro de un bolsillo estanco
2. ¿Estás mojado, y qué?
¡Lo más difícil cuando uno decide correr bajo la lluvia es pensar en que se va a mojar!
Una vez las prendas y los pies calados, el gesto deportivo se hace tan natural con tiempo húmedo como con tiempo seco.
Es incluso probable que te sorprendas rápidamente por el hecho de disfrutar corriendo de esta manera entre las gotas cuando otros, a tu alrededor, buscan protegerse.
No olvides que no podrás elegir las condiciones climáticas de tu próxima carrera. ¿Qué harás si llueve? Lo mejor es ir acostumbrándose a correr bajo la lluvia e incluso aventurarse a pisar con alegría en los charcos. ¿La lluvia moja? Y qué…
3. En caso de tormenta
Es posible que el simple chaparrón del principio de la sesión se transforme de pronto en un diluvio o peor, en una tormenta. Si corres en medio del campo y te sorprende la tormenta, lo mejor será evidentemente encontrar un refugio. No dudes en parar a un automovilista (realizando grandes gestos si fuera necesario) y en llamar a tus familiares para que vengan a buscarte (si corres con un móvil). Si esto no fuera imposible, no te asustes. Aléjate de los árboles y acurrúcate lo más que puedas: los rayos, en efecto, golpean siempre en los puntos más altos.
4. Una vez protegido…
Es importante tener sentido común y quitarse la ropa lo antes posible para evitar que la piel macere dentro de las prendas mojadas. Cuida de tus pies y de tus zapatillas (en este orden).
Verifica que no te haya aparecido ninguna ampolla: la lluvia puede haber ablandado tus tejidos activando la aparición de pequeñas lesiones. En cuanto a las zapatillas: quita la plantilla – la suela amovible – para que se seque por separado.
La acumulación de humedad puede ser el origen de olores desagradables y de una deformación del volumen interior. Una antigua técnica consiste en rellenar la zapatilla con papel de periódico con el fin de acelerar el secado.
¡Hay que aprender a superar las dificultades pasajeras de los primeros metros! La lluvia, cuando es floja a moderada, no debe disuadir a la hora de salir a correr.
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